Mírate ahí apagando todas las luces de la casa y dejando solamente esa tenue luz color azul del velador más solitario del salón. Caminas hasta el sillón donde reposas tus curvas casi intocables mientras tarareas una canción de los smiths.
Yo sentado en la misma silla de siempre, observo como tus parpados se cierran y te sumerges en un profundo sueño, por mi parte, con la mirada algo perdida te observo y no puedo dejar de imaginarte desnuda corriendo de mi mano, siempre juntos los dos. La verdad es que los últimos tiempos han sido difíciles, pero he encontrado en tus ojos la mirada más triste del mundo. Más aun que la mía.
El silencio es rotundo, y tu piel genera sensaciones nuevas en mi, mas allá de lo cotidiano, mas lejos aun de esa sensación de saber que cuando despiertes debes abrir la puerta y marcharte como todas las noches. Aprovecho cada segundo de mi no tan interesante vida para observarte, creo que tu belleza es única e inigualable.
Pasan las horas, la música corre aunque ya he cambiado dos veces de discos compactos no me siento tan desauseado y con tantas ganas de dejarte partir como la misma rutina lo exige.
Últimamente he cometido muchos errores pero creo que han servido de experiencia. Es imposible dejar de fumar cigarrillos y tomar cognac, es que me siento entre la angustia, la soledad y el odio. Estoy vivo y eso implica que mi corazón sigue un ciclo sentimental, que cada canción que he escuchado ha sido diferente porque la he escuchado a tu lado, eso condimentó el momento aunque es solo eso, un momento, y luego, cuando te marches todo seguirá siendo igual y gris. Monótono, tanto que mi contestador no guardara ningún recado para mi ni mi fría soledad.
Pasaron ya algunas horas y ha llegado el maldito momento, de mis brazos te saca tu marido. Debes marcharte!
Necesito aprender a no enamorarme de mujeres comprometidas.
…El amor tiene muy fácil la entrada y tan difícil la salida.
