viernes, 30 de noviembre de 2007

El destino de aquel barco de papel...

Buscando una tregua llegue hasta tu puerta otra vez. En esta oportunidad no traía un chocolate para dejarlo en tu buzón y así como en viejos tiempos sorprenderte y vos mostraras al mundo la sonrisa más hermosa.

Me tomo varios días escribirte una carta donde todos mis sentimientos quedaban plasmados entre fusión de tinta y papel. Y donde el valor sentimental de ese papel se cotizaba más a cada segundo y lágrima que corrían.

Desayune con tristezas, almorcé con amarguras, por las tardes preferí dormir y sin pensarlo inconcientemente por las noches el sillón me evitaba, tu perfume estaba guardado ahí, entre sus telas y el prefería solo tu compañía, como yo, que ya ni la música podía curar la melancolía.

Pasaron algunos días y tome el valor para marchar hacia tu puerta otra vez, como en viejos tiempos. Esta vez preferí caminar y no tomar colectivos, el transporte urbano en días de melancolía trae aun más melancolía, más cuando mi felicidad camina sobre una cuerda floja a muchos metros de altura del suelo.

Fueron aproximadamente unos 55 min de pasos cansados, pero sabia que a cada minuto estaba mas cerca de tu puerta y el aire se agotaba rápidamente como cuando pasa un torbellino.

Llegue hasta tu puerta, mire asustadamente en todas las direcciones, no quería ser descubierto en el momento donde depositaria la carta. Pasaron algunos minutos y el vació generado entre tu buzón y la entrada hacia mi corazón a través de los ojos fue haciéndose cada vez mas grande. Sentí truenos, mire hacia el cielo y veía como se cubría rápidamente de tormenta. Metí mi mano en el bolsillo, saque la carta y empezó a llover, me senté en el cordón, abrí la carta, la leía a medida que mis ropas cada vez quedaban mas mojadas y mis lagrimas se confundían con las gotas de lluvia, hice un barquito con la carta y deje correrlo libremente por el agua que se junta al lado del cordón. Así, fui perdiendo de vista aquel barco que viajaba con los sentimientos mas puros de mi corazón…así, mientras llovía decidí marcharme sin cumplir el objetivo, depositar esa carta en tu buzón.

"Perdón, pero creo que vas a encontrar ese barco en alguno de tus tantos viajes por el océano…el destino nos juega una tregua. No soy tan fuerte aun como para desafiar los planes del destino…"

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